Bally’s quiere construir un casino en el Bronx sobre un campo de golf de Trump: controversia y debate

Las autoridades de Nueva York están nuevamente en el centro de la atención pública después de que el concejo del Bronx decidiera posponer la votación sobre un ambicioso proyecto de la empresa Bally’s. El plan contempla transformar el antiguo campo de golf de Donald Trump en un gran complejo de casino con hotel, zonas comerciales y espacios de entretenimiento.

El casino se ubicaría en una parcela de 46.000 metros cuadrados e incluiría un hotel con 500 habitaciones, varios restaurantes, tiendas y un amplio estacionamiento. Sin embargo, la polémica no gira en torno al tamaño del proyecto, sino a los términos del acuerdo entre Bally’s y Trump Organization. La empresa se comprometió a pagar hasta 115 millones de dólares si obtiene la licencia, un punto que ha generado tensiones entre legisladores y residentes.

Los detractores del proyecto sostienen que este acuerdo financiero puede constituir un conflicto de interés y afectar la transparencia del proceso de licenciamiento. Algunos consideran que Bally’s está “comprando influencia”, especialmente preocupante en el contexto de un posible regreso de Trump a la política. Además, varios activistas comunitarios temen que un casino traiga consigo un aumento de la delincuencia, sobrecarga de infraestructura y una menor calidad de vida para los vecinos.

Por el contrario, los defensores del proyecto destacan su potencial económico. Se estima que la construcción y posterior operación podrían generar hasta 2.500 empleos y aportar millones en impuestos. Bally’s asegura que el proyecto será completamente transparente y cumplirá con todos los requisitos de la Comisión de Juegos del Estado de Nueva York.

El proyecto también ha despertado el interés de otros inversionistas. Con solo tres licencias de casino restantes en el estado, la competencia es feroz. Bally’s continúa promoviendo su propuesta en audiencias públicas, buscando respaldo político y comunitario.

La próxima reunión del concejo del Bronx está prevista para el 11 de junio. El resultado podría definir el futuro del proyecto y reabrir el debate sobre la implicación de Trump Organization en proyectos públicos.

Sea cual sea el desenlace, el proyecto de Bally’s ya se ha convertido en símbolo del choque entre intereses empresariales, políticos y ciudadanos en una metrópolis donde todo se examina al detalle.